“Los médicos deberíamos prescribir voluntariado como receta para mejorar la salud, la felicidad, la resiliencia y la longevidad”, sostiene Stephen Post, profesor del Departamento de Bioética de Familia, Población y Medicina Preventiva en la Universidad de Stony Brooks (Nueva York), que ha explicado a CuidatePlus las recompensas de salud que obtienen los voluntarios. “Las personas que se implican en voluntariado tienen menos problemas de sueño y de ansiedad, menos sensación de desamparo y de desesperanza, mejores amistades y entramado social, incluso controlan mejor las enfermedades crónicas”, resume, arguyendo que los voluntarios enferman menos y viven más.
Este bioeticista publicó en 2017 una revisión en el American Journal of Health Promotion que recoge la evidencia científica sobre los beneficios para la salud que reporta ayudar a los demás y plantea la necesidad de recomendar actividades de voluntariado a todo el mundo, aunque “a niveles sostenibles para cada persona, siempre dentro de límites individuales de comodidad y conveniencia”. Entre otros datos esgrime una encuesta realizada a 4.852 voluntarios en Estados Unidos, en la que el 96% de los participantes dicen sentirse más felices con sus actos solidarios. “Tenemos que tomar en serio una actividad que hace más feliz a la gente, frente a miles de personas infelices y depresivas”, propone este profesor.