Desde tiempo inmemorial la Navidad, al margen de creencias religiosas, es época de regalos para familiares y amigos, pero también de donar para los más desfavorecidos y de acoger a personas solitarias. Una pregunta frecuente en estas fechas es ¿por qué hacer que altruismo y solidaridad sean de temporada?
Algunos expertos creen que ese hábito puede recetarse para todo el año, incluso para toda la vida. Y es que refranes, versículos o aforismos en torno al “haz bien y no mires a quién”, o “más vale dar que recibir”, tendrían base científica, según las decenas de estudios que han abordado esta cuestión desde mediados del siglo XX. Porque resulta que el altruismo centrado en los demás puede ser una costumbre saludable que sumaría beneficios a los hábitos nutricionales y de ejercicio físico tan recomendados actualmente.
Los resultados de algunas investigaciones sugieren que las personas dadivosas, no necesariamente por donar grandes sumas económicas, sino por ayudar individualmente o por dar apoyo social a otras personas, obtienen más beneficios para la salud que los receptores de la ayuda. Claro está, esas acciones tienen que ser significativas, sostenidas en el tiempo y organizadas porque el altruismo que se ejerce en privado es difícil que se someta a escrutinio científico.